domingo, 20 de enero de 2013

LOS PERROS DIOLA

En mayo de 2009, Kajsa Aurell y yo fuimos enviados por Jane Goodall I. a África como naturalistas para desarrollar un proyecto medioambiental. Desarrollamos nuestro trabajo principalmente en la región de Casamance, en Senegal y al sur de Gambia, en zonas fronterizas con Guinea Konacri y Guinea Bissau. Allí convivimos con la etnia diola, cuyos perros me llamaron poderosamente la atención por su homogeneidad. Evidentemente, los perros diola, como los he dado en llamar, son una raza perfectamente consolidada. Y consolidada de forma natural, primitiva, tal y como se consolidaron razas tan ancestrales como el podenco, el basenji o el propio dingo, con las cuales comparte, curiosamente, muchas afinidades, al menos, en su morfología.
En la foto siguiente, perros diola en un poblado de Casamance. Obsérvese que la punta de la oreja es cortada en edad temprana en evitación de molestas infecciones por el ataque de diferentes parásitos.
Los perros de los diola vagan libremente por los pueblos de la región. Algunos se mezclan con otros perros mestizos pero se mantiene claramente la línea de un tipo racial característico. Son perros sumamente equilibrados y sociables pues los diola no permiten en sus pueblos animales problemáticos. Los niños, que vagan, como ellos, libremente, juegan con los cachorros desde muy pequeños. Se mueven ágilmente, como los dingos y como cualquier cánido salvaje, con un trote que les permite casi un flotar sobre el terreno. Sumamente rústicos y resistentes, están adaptados a la extrema aridez de la sequía africana y a la humedad de la estación lluviosa. Se desenvuelven con facilidad bajo el calor aplastante y la vegetación reseca en un terreno áspero y pedregoso. Desgraciadamente, se alimentan de aquellos restos que encuentran en sus pueblos mas los cadáveres de peces y otros animales que aparecen en las playas, lo que les hace ser sumamente parcos en la alimentación como no podría ser de otra manera. En la foto siguiente, una perra lactante se alimenta desasosegadamente en el cadáver de una tortuga marina varada mientras los buitres esperan su turno. No se puede decir que sean perros abandonados; simplemente, son libres. Tampoco sé si se puede decir que tengan dueño. La gente del pueblo les aprecia pero ellos, normalmente, acompañan a cualquiera. No así en el perro diola de las dos imágenes que siguen, que acompañaba a su dueño en la recolección del vino de palma.

Estos perros son el cajón de sastre de la etnia diola, pero principalmente les utilizan para la caza. Acompañan a los habitantes del poblado en un tipo de caza primitivo, similar al de nuestros podencos mediterráneos. Los perros diola libran al poblado de las ratas; estas podrían ser un foco muy importante de enfermedades en estos pueblos.
Curiosamente, el mismo tipo de perro lo encontré a gran distancia de la costa atlántica de Casamance, en los confines del Senegal sudoriental, en los poblados de la etnia fula de la sabana arbolada al pie de las montañas boscosas de los Bassari. En esta foto muestro unos perros increíblemente homogéneos, muy similares a podencos y con el primitivismo del propio dingo, que acompañaban de caza a un par de niños que nos encontraron en un aprieto tras pincharse nuestras bicis en medio de la sabana. Se podría decir, entonces, que este tipo de perros ocupa, al menos, quizás, toda la franja sur del Senegal. La constitución morfológica del perro diola recuerda a la de los perros primitivos que han acompañado al ser humano desde el origen de los tiempos. De osamenta ligera, un tanto "agacelado", y sobre todo llama la atención su capa de pelo corto, fino, suave, brillante, principalmente de un llamativo bicolor rojo y blanco si bien algunos ejemplares pueden ser atigrados, con calcetines y corbata de un blanco intenso. La cola larga, muy móvil, la llevan normalmente alta cuando se desplazan siendo muy llamativa la punta blanca, algo importante cuando buscan en la foresta las especies presa de los hombres. La altura a la cruz ronda los 45-50 cm con un peso aproximado de 10 a 15 kg.
David Nieto Maceín. Göteborg, Suecia.

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