Como todos sabéis, el 12 de
enero se registró un fuerte terremoto en Haití, con epicentro en su
capital y con efectos devastadores, que dejó unos 200.000 muertos y una
cantidad superior de heridos y damnificados. Pues nada menos que una de
las catástrofes humanitarias más graves de la historia. Allí se han
desplazado perros de rescate de todo el mundo en una cantidad sin
precedentes. Ya sabéis que el perro de rescate es la mejor herramienta
que existe, no igualado aún siquiera por ningún aparato tecnológico de
gran precisión, para la búsqueda de personas sepultadas ya sea bajo
escombros, tierra, nieve e incluso agua. Un perro adiestrado puede
discriminar una sola molécula de olor humano entre millones de ellas y
no existe instrumento científico, por muy avanzado que sea, capaz de
semejante proeza; ni imágenes satelitales, ni robots, ni ultra rayos de
ningún tipo, ni nada puede igualar el prodigioso olfato del perro unido a
su capacidad de trabajar en equipo con su guía, adiestrador o
dueño-amigo. Como me dice mi buen amigo y maestro Amando Diego, a los
perros "sólo tenemos que enseñarles lo que queremos que busquen" y
ya tenemos el milagro hecho. ¡Un perro puede detectar el olor de tu
huella digital en un cristal un mes y medio después de que la hayas
dejado!.
Desde España también,
evidentemente, han acudido gran número de equipos caninos, pues en
nuestro país hay gran interés por el trabajo con perros de rescate y
varias organizaciones a ello dedicadas (que, por otra parte y como no
podía ser de otra manera siendo España, andan peleadas unas con otras en
muchos casos... una pena).
Los perros
de rescate se esperaban con ansia y con los brazos abiertos en Haiti.
Fundamentales para encontrar personas vivas y para descartar zonas de
búsqueda sin víctimas, permiten no sólo salvar vidas de forma directa
sino también ganar un tiempo vital para encontrar a los supervivientes
sepultados, para los cuales cada minuto es un paso más hacia la muerte y
para ir pudiendo desinfectar zonas en evitación de epidemias, que en
estos casos de extrema penuaria resultan fatales.
Ha
habido muchísimos héroes caninos en este terremoto de Haití y muchas
personas en estos equipos caninos que han realizado un trabajo
desinteresado y absolutamente fantástico. Por cierto, que hubo cierta
compañía aérea que se negó a que los equipos caninos volasen ¡ni
siquiera como carga! (y no es la primera vez que sucede), burlándose de
las leyes, pues los perros de rescate, en caso de catástrofe, tienen los
mismos derechos para viajar que los perros-guía. Y no cedieron hasta
que no les obligó la ley. También parece ser que otra compañía, Iberia,
cobraba 38 eurazos por kilo para los perros de rescate que viajaban a
Haití. Una vergüenza ¿no os parece?.
Pero
quería destacar aquí hoy algunas de las historias reales pero de
película, a veces rozando el milagro, de las que los perros han sido
protagonistas. Empezaré por la de este border collie,
llamado Hunter, de la Taks Force Kanina estadounidense, entrenados por
la National Disaster Search Dog Fundation, única ong de EEUU donde se
entrenan perros bomberos. Este
perro, como muchos otros han hecho, señaló a su dueño, Bill, el punto
exacto donde latía la vida humana bajo los escombros. Y allí había,
enterradas, 3 niñas aún con vida, pudiendo ser rescatadas.
Hubo
otra historia milagrosa que tuvo un final feliz gracias a otro perro de
rescate. Fue la de Elizabeth madre y Elizabeth hija. La niña nació unos
días antes de la terrible catástrofe, y la casa se derrumbó. La madre
no sabía dónde estaba su bebé, pero había quedado bajo los escombros. Os
podéis imaginar la desesperación de esta madre, que sufrió lo indecible
durante nada menos que 8 días y hasta que apareció Pusty, un pastor belga malinois,
que buscó entre los escombros de su casa y marcó a una velocidad
increíble la presencia de una vida. Estos perros están adiestrados para
buscar a las personas vivas y obviar los cadáveres para realizar los
rescates lo más prontamente posible. Parecía absolutamente imposible el
que pudiese aparecer con vida la pequeña bebé, recién nacida y enterrada
bajo toneladas de escombros, sin comer, sin beber, a unos 40º de
temperatura... pero, milagro o no, la pequeña estaba viva y en perfecto
estado de salud.
A la izquierda, la pequeña recién rescatada. A la derecha, la madre cuando recibe la noticia, impresionante, del milagro.
La tercera historia real de película que os traigo es digna, efectivamente, de un film. Está protagonizada por TURCO, un labrador retriever.
TURCO seguramente no fue bautizado con ese nombre. Posiblemente fue un
regalo, quizás navideño, en el seno de una familia sin escrúpulos, ni
corazón, ni sentido de la responsabilidad. Una familia que seguramente
no podía esperar la lección de nobleza que aquél precioso y travieso
cachorrillo les iría a impartir algún día, si es que su pasado fue como
se cree. Lo que sí que se cree con bastante certeza es que alguien le
abandonó, pues con una navaja le habían realizado un corte en el cuello
para extraerle el microchip que le identificaba y que algún día tuvo
puesto (a no ser, digo yo, que alguien lo robase y le extrayese el
microchip y él mismo huyese... pero es improbable pues nunca apareció
dueño alguno ni, creo, denuncia por su pérdida). El caso es que TURCO
apareció abandonado en las afueras de Tarifa, vagabundeando de acá para
allá, nervioso, desesperado, sin saber a dónde dirigirse, en pleno
verano del 2008. Y en ese vagabundeo llegó, casi muerto de hambre,
deshidratado, esquelético, lleno de parásitos, a un campo de maniobras
militares. No, no iban a ser ellos quienes hicieran puntería en el pobre
animal, como sí que había hecho algún desalmado salvaje antes con una
piedra acertándole en el hocico, que llevaba herido e infectado por
ello. Los muchachos dejaron al perro en una clínica veterinaria de
Algeciras y llamaron a Cristina, una joven militar de Valladolid
destinada en Ceuta que estaba adaptándose al nuevo lugar y se sentía
sola, y deseaba tener un perro. Ella tomó un ferry y se fue a ver al
perro, del que se enamoró. Se lo llevó a casa y le llamó TURCO. Se
recuperó física y mentalmente. Era un perro noble y juguetón como
pocos; nadie puede entender cómo pudo ser abandonado y maltratado como
lo fue.
En una estancia en Valladolid,
lo vio un bombero del grupo de rescate de la Junta de Castilla y León
que conocía a Cristina, y detectó en él madera de rescatador. Un perro
de salvamento ha de tener unas cualidades muy particulares y esenciales
para poder ser adiestrado para este fin. Así que habló con Cristina y la
preguntó sobre la posibilidad de realizarle unas pruebas. Le costó
decidirse pero finalmente, le permitió llevárselo con tres condiciones:
-no cambiarle de nombre
-que le permitiesen verlo cada vez que ella fuese a Valladolid
-que se lo devolviesen si no superaba las pruebas con éxito.
Y
sí que superó las pruebas. TURCO resultó ser un perro con unas
magníficas aptitudes para el rescate en escombros y para esto fue
entrenado en el Parque de Bomberos de Tordesillas, Valladolid. Y
sucedió la tragedia de Haití. La intervención más exigente que un perro
de rescate pueda haber experimentado. El día anterior había hecho una
exhibición a temperaturas bajo cero en Castilla y León y ahora estaba en
el Caribe a 39º y en unas condiciones durísimas e inimaginables,
trabajando 16 horas diarias incluso con réplicas de terremotos, inmerso
todo en la tragedia real tras un viaje de avión de 12 horas en ayunas. Su compañero de aventura era y es Dopy, un golden retriever ya veterano. Entre los dos han encontrado y salvado la vida de 18 personas en Haití.Fue
aquél equipo el que encontró al niño Redjeson, de dos años de edad, que
estaba abrazado al cuerpo de su abuelo muerto, sepultado bajo los
escombros de la casa, milagrosamente vivo. ¿Qué habría sucedido si TURCO no hubiera tenido la suerte de ser encontrado por gente de corazón?
¿Qué
habría pasado si TURCO hubiera sido recogido por una "perrera" estatal
en las que se permite el sacrificio pasado un mes de la recogida?...
Es una historia de la abnegación, de la nobleza, de la lealtad, y, sobre todo, de la humanidad del perro y de la "deshumanidad"
del ser humano (términos siempre según las apreciaciones y definiciones
humanas, porque habría mucho que decir sobre la humanidad del término
"humanidad" ¿me explico?... bueno, ya lo haré en otra ocasión).
¡Cuánto
me gustaría que aquellos que le arrancaron el microchip identificativo
hiriéndole el cuello con una navaja y le abandonaron a su suerte vieran
esta noticia y se les cayera la cara de vergüenza para siempre! aunque
puede ser que gente tan desalmada carezca totalmente del necesario
sentimiento de empatía como para ello.
Y termino
con una frase que me gustó mucho y que Amando Diego escribió en el
prólogo de mi último libro "Etología del lobo y del perro. Análisis e
interpretación de su conducta":
"un perro es
capaz de llamar nuestra atención sin ladrar, sin siquiera moverse; un
perro es capaz de reducir nuestro ritmo cardiaco; un perro es capaz de
alertarnos de un ataque de epilepsia; un perro es capaz de guiarnos si
no vemos; pero de lo que nunca será capaz un perro es de abandonarnos,
no se lo permite su ley de vida." (Amando Diego)
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