domingo, 20 de enero de 2013

HAITÍ. COSAS DE PERROS Y HUMANOS

Como todos sabéis, el 12 de enero se registró un fuerte terremoto en Haití, con epicentro en su capital y con efectos devastadores, que dejó unos 200.000 muertos y una cantidad superior de heridos y damnificados. Pues nada menos que una de las catástrofes humanitarias más graves de la historia. Allí se han desplazado perros de rescate de todo el mundo en una cantidad sin precedentes. Ya sabéis que el perro de rescate es la mejor herramienta que existe, no igualado aún siquiera por ningún aparato tecnológico de gran precisión, para la búsqueda de personas sepultadas ya sea bajo escombros, tierra, nieve e incluso agua. Un perro adiestrado puede discriminar una sola molécula de olor humano entre millones de ellas y no existe instrumento científico, por muy avanzado que sea, capaz de semejante proeza; ni imágenes satelitales, ni robots, ni ultra rayos de ningún tipo, ni nada puede igualar el prodigioso olfato del perro unido a su capacidad de trabajar en equipo con su guía, adiestrador o dueño-amigo. Como me dice mi buen amigo y maestro Amando Diego, a los perros "sólo tenemos que enseñarles lo que queremos que busquen" y ya tenemos el milagro hecho. ¡Un perro puede detectar el olor de tu huella digital en un cristal un mes y medio después de que la hayas dejado!.
Desde España también, evidentemente, han acudido gran número de equipos caninos, pues en nuestro país hay gran interés por el trabajo con perros de rescate y varias organizaciones a ello dedicadas (que, por otra parte y como no podía ser de otra manera siendo España, andan peleadas unas con otras en muchos casos... una pena).
Los perros de rescate se esperaban con ansia y con los brazos abiertos en Haiti. Fundamentales para encontrar personas vivas y para descartar zonas de búsqueda sin víctimas, permiten no sólo salvar vidas de forma directa sino también ganar un tiempo vital para encontrar a los supervivientes sepultados, para los cuales cada minuto es un paso más hacia la muerte y para ir pudiendo desinfectar zonas en evitación de epidemias, que en estos casos de extrema penuaria resultan fatales.
Ha habido muchísimos héroes caninos en este terremoto de Haití y muchas personas en estos equipos caninos que han realizado un trabajo desinteresado y absolutamente fantástico. Por cierto, que hubo cierta compañía aérea que se negó a que los equipos caninos volasen ¡ni siquiera como carga! (y no es la primera vez que sucede), burlándose de las leyes, pues los perros de rescate, en caso de catástrofe, tienen los mismos derechos para viajar que los perros-guía. Y no cedieron hasta que no les obligó la ley. También parece ser que otra compañía, Iberia, cobraba 38 eurazos por kilo para los perros de rescate que viajaban a Haití. Una vergüenza ¿no os parece?.
Pero quería destacar aquí hoy algunas de las historias reales pero de película, a veces rozando el milagro, de las que los perros han sido protagonistas. Empezaré por la de este border collie, llamado Hunter, de la Taks Force Kanina estadounidense, entrenados por la National Disaster Search Dog Fundation, única ong de EEUU donde se entrenan perros bomberos. Este perro, como muchos otros han hecho, señaló a su dueño, Bill, el punto exacto donde latía la vida humana bajo los escombros. Y allí había, enterradas, 3 niñas aún con vida, pudiendo ser rescatadas.
Hubo otra historia milagrosa que tuvo un final feliz gracias a otro perro de rescate. Fue la de Elizabeth madre y Elizabeth hija. La niña nació unos días antes de la terrible catástrofe, y la casa se derrumbó. La madre no sabía dónde estaba su bebé, pero había quedado bajo los escombros. Os podéis imaginar la desesperación de esta madre, que sufrió lo indecible durante nada menos que 8 días y hasta que apareció Pusty, un pastor belga malinois, que buscó entre los escombros de su casa y marcó a una velocidad increíble la presencia de una vida. Estos perros están adiestrados para buscar a las personas vivas y obviar los cadáveres para realizar los rescates lo más prontamente posible. Parecía absolutamente imposible el que pudiese aparecer con vida la pequeña bebé, recién nacida y enterrada bajo toneladas de escombros, sin comer, sin beber, a unos 40º de temperatura... pero, milagro o no, la pequeña estaba viva y en perfecto estado de salud.










A la izquierda, la pequeña recién rescatada. A la derecha, la madre cuando recibe la noticia, impresionante, del milagro.
La tercera historia real de película que os traigo es digna, efectivamente, de un film. Está protagonizada por TURCO, un labrador retriever. TURCO seguramente no fue bautizado con ese nombre. Posiblemente fue un regalo, quizás navideño, en el seno de una familia sin escrúpulos, ni corazón, ni sentido de la responsabilidad. Una familia que seguramente no podía esperar la lección de nobleza que aquél precioso y travieso cachorrillo les iría a impartir algún día, si es que su pasado fue como se cree. Lo que sí que se cree con bastante certeza es que alguien le abandonó, pues con una navaja le habían realizado un corte en el cuello para extraerle el microchip que le identificaba y que algún día tuvo puesto (a no ser, digo yo, que alguien lo robase y le extrayese el microchip y él mismo huyese... pero es improbable pues nunca apareció dueño alguno ni, creo, denuncia por su pérdida). El caso es que TURCO apareció abandonado en las afueras de Tarifa, vagabundeando de acá para allá, nervioso, desesperado, sin saber a dónde dirigirse, en pleno verano del 2008. Y en ese vagabundeo llegó, casi muerto de hambre, deshidratado, esquelético, lleno de parásitos, a un campo de maniobras militares. No, no iban a ser ellos quienes hicieran puntería en el pobre animal, como sí que había hecho algún desalmado salvaje antes con una piedra acertándole en el hocico, que llevaba herido e infectado por ello. Los muchachos dejaron al perro en una clínica veterinaria de Algeciras y llamaron a Cristina, una joven militar de Valladolid destinada en Ceuta que estaba adaptándose al nuevo lugar y se sentía sola, y deseaba tener un perro. Ella tomó un ferry y se fue a ver al perro, del que se enamoró. Se lo llevó a casa y le llamó TURCO. Se recuperó física y mentalmente. Era un perro noble y juguetón como pocos; nadie puede entender cómo pudo ser abandonado y maltratado como lo fue.
En una estancia en Valladolid, lo vio un bombero del grupo de rescate de la Junta de Castilla y León que conocía a Cristina, y detectó en él madera de rescatador. Un perro de salvamento ha de tener unas cualidades muy particulares y esenciales para poder ser adiestrado para este fin. Así que habló con Cristina y la preguntó sobre la posibilidad de realizarle unas pruebas. Le costó decidirse pero finalmente, le permitió llevárselo con tres condiciones:
-no cambiarle de nombre
-que le permitiesen verlo cada vez que ella fuese a Valladolid
-que se lo devolviesen si no superaba las pruebas con éxito.
Y sí que superó las pruebas. TURCO resultó ser un perro con unas magníficas aptitudes para el rescate en escombros y para esto fue entrenado en el Parque de Bomberos de Tordesillas, Valladolid. Y sucedió la tragedia de Haití. La intervención más exigente que un perro de rescate pueda haber experimentado. El día anterior había hecho una exhibición a temperaturas bajo cero en Castilla y León y ahora estaba en el Caribe a 39º y en unas condiciones durísimas e inimaginables, trabajando 16 horas diarias incluso con réplicas de terremotos, inmerso todo en la tragedia real tras un viaje de avión de 12 horas en ayunas. Su compañero de aventura era y es Dopy, un golden retriever ya veterano. Entre los dos han encontrado y salvado la vida de 18 personas en Haití.Fue aquél equipo el que encontró al niño Redjeson, de dos años de edad, que estaba abrazado al cuerpo de su abuelo muerto, sepultado bajo los escombros de la casa, milagrosamente vivo. ¿Qué habría sucedido si TURCO no hubiera tenido la suerte de ser encontrado por gente de corazón?
¿Qué habría pasado si TURCO hubiera sido recogido por una "perrera" estatal en las que se permite el sacrificio pasado un mes de la recogida?...
Es una historia de la abnegación, de la nobleza, de la lealtad, y, sobre todo, de la humanidad del perro y de la "deshumanidad" del ser humano (términos siempre según las apreciaciones y definiciones humanas, porque habría mucho que decir sobre la humanidad del término "humanidad" ¿me explico?... bueno, ya lo haré en otra ocasión).
¡Cuánto me gustaría que aquellos que le arrancaron el microchip identificativo hiriéndole el cuello con una navaja y le abandonaron a su suerte vieran esta noticia y se les cayera la cara de vergüenza para siempre! aunque puede ser que gente tan desalmada carezca totalmente del necesario sentimiento de empatía como para ello.
Y termino con una frase que me gustó mucho y que Amando Diego escribió en el prólogo de mi último libro "Etología del lobo y del perro. Análisis e interpretación de su conducta":
"un perro es capaz de llamar nuestra atención sin ladrar, sin siquiera moverse; un perro es capaz de reducir nuestro ritmo cardiaco; un perro es capaz de alertarnos de un ataque de epilepsia; un perro es capaz de guiarnos si no vemos; pero de lo que nunca será capaz un perro es de abandonarnos, no se lo permite su ley de vida." (Amando Diego)

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