De nuevo un tremendo terremoto,
esta vez en Chile ha supuesto la llegada de perros de rescate para la
búsqueda de sepultados. Inundaciones en diferentes lugares, tsumanis…
parece que la Naturaleza se enfada. Y tras los destrozos, es fundamental
la ayuda de los perros.
Algunos
me habéis preguntado, a raíz del artículo de Turco, el perro que fue
abandonado y que hoy salva vidas humanas, qué cualidades son las que se
requieren para un buen perro de búsqueda de personas bajo escombros,
pues Turco fue descubierto por un bombero y adiestrador que vio en él
un buen perro porque mostraba dichas cualidades. Evidentemente, estas
cualidades son endógenas, es decir, heredadas. El ambiente ontogénico
(el que vive el cachorro durante su desarrollo psicológico) las puede
potenciar o anular, pero las cualidades genéticas son las cualidades
genéticas. Por eso, habitualmente se intentan buscar perros determinados
hijos de perros con cualidades, a ser posible también nietos de perros
con buenas aptitudes. Y, normalmente, los adiestradores conocemos estas
líneas genéticas y procuramos ir al grano.
Estas cualidades genéticas son más habituales en determinadas razas (pastor alemán, pastor belga malinois, perro de agua español, labrador retriever…) pero hay otras razas que han contado con extraordinarios representantes en búsqueda de sepultados (he conocido schnauzer gigante, border collie, rottweiler, dobermann, etc, y también, por supuesto, perros mestizos). Todo está, como digo, en sus aptitudes naturales, que no es poco.
Mis criterios de selección para perros de búsqueda se dividen en dos partes: la búsqueda de cualidades temperamentales y la de las cualidades morfológicas. A grandes rasgos, esto es lo que quiero encontrar en un perro de salvamento:
Un fuerte impulso instintivo al rastro y vigor psíquico y físico que nos daría la resistencia y el tesón en la búsqueda. Para un óptimo control del direccionamiento, prefiero una dureza psíquica media. No quiero al perro hipersensible ni al especialmente duro. Quiero un perro con buena autonomía e iniciativa pero con la dependencia que me permita el control. No es tan sencillo. Su motivación al juego, que vendrá dada por sus impulsos instintivos de persecución y presa, han de ser lo más altos posible, pues esto es la base del trabajo de rescate; el perro ha de querer jugar y es por ello por lo que busca al sepultado; para buscar, principalmente, su mordedor o pelota. Esto es algo que viene dado exclusivamente de forma genética y debe ser testado y valorado convenientemente. Por tanto, grado de sociabilidad, seguridad en sí mismo, sensibilidad psicofísica, nivel de dominancia-sumisión, relación con otros perros, motivación al juego, impulso de persecución y presa, tenacidad en los impulsos instintivos, vigor de la conducta, capacidad de concentración, impulso al rastro, impulso de seguimiento y grado de dependencia, habrán de ser medidos meticulosamente.
Quizás por todo ello es por lo que el dueño de Track se decidió a clonar a su perro, que fue rescatista en los escombros del World Trade Center tras los atentados del 11 sept 2001. James Symington, policía de Halifax, Canadá, cogió ese día a su perro Track e inició un largo y tedioso viaje hasta allí para echar una mano, engañando previamente a sus superiores (esto parece ser que le supuso la suspensión). Track y su dueño localizaron a la última persona superviviente, que estaba bajo 9 metros de escombros, cuando ya todos creían que nadie permanecía vivo y en un lugar en el que nadie imaginaba que hubiera ningún sepultado. Pero Track insistió en marcar aquella zona. Genelle, una chica de 32 años, fue la víctima a la que Track salvó la vida. Había estado 28 horas sepultada con las piernas aplastadas.Track tenía ya 8 años y estaba, por tanto, recién jubilado. Tras el trabajo, Track se derrumpó debido a la inhalación de gases de productos químicos, humo, quemaduras y agotamiento, tal había sido su esfuerzo. La gesta de aquél perro le valió convertirse en un héroe canino de USA. Mi querida Jane Goodall, como Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas, le entregó el prestigioso premio Extraordinary Service of Humanity Award.La historia de Track, además, es digna de una película y posiblemente un día la veamos. Track nació y se entrenó en la República Checa, ingresando en la poli de Canadá en 1995, con 14 meses. Durante 6 años trabajó en la búsqueda de dinero de contrabando y personas perdidas realizando grandes papeles en la Policía Regional de Halifax e incluso había sido el centro de atención para niños con diversos problemas, que se acercaban a él a tocarle, pues era un perro con un carácter extraordinariamente equilibrado. Hasta que fue retirado en 2001, el año en que sucedió la tragedia.
El laboratorio Bio Arts, de California, dedicado a clonar mascotas, había organizado un concurso en el que iba a ofrecer la clonación de un perro que considerasen especial, y lo ganó Track. Le entregaron a James sus cachorros clonados, que él esperaba tuvieran sus cualidades y poderlos así entrenar para el mismo fin. Independientemente de las cuestiones morales y antinaturales de este tipo de manipulaciones, así ha sido y ahí están los cachorros.La gesta de Track pudo ocurrir porque su dueño se negó a la propuesta de la Policía de Canadá de, en vez de ofrecer una digna y merecida jubilación a sus perros, eutanasiarlos cuando quedaran fuera de servicio (con 8 años). Finalmente, Track murió tranquilo en abril de 2009 con la generosísima edad de 16 años. Ya necesitaba de un artilugio de ruedas para poder caminar con los cuartos traseros debido a una enfermedad neurológica degenerativa. Pero Track era feliz (esa enfermedad no produce dolores) y vivió amado por su dueño hasta el último día.
Estas cualidades genéticas son más habituales en determinadas razas (pastor alemán, pastor belga malinois, perro de agua español, labrador retriever…) pero hay otras razas que han contado con extraordinarios representantes en búsqueda de sepultados (he conocido schnauzer gigante, border collie, rottweiler, dobermann, etc, y también, por supuesto, perros mestizos). Todo está, como digo, en sus aptitudes naturales, que no es poco.
Mis criterios de selección para perros de búsqueda se dividen en dos partes: la búsqueda de cualidades temperamentales y la de las cualidades morfológicas. A grandes rasgos, esto es lo que quiero encontrar en un perro de salvamento:
Un fuerte impulso instintivo al rastro y vigor psíquico y físico que nos daría la resistencia y el tesón en la búsqueda. Para un óptimo control del direccionamiento, prefiero una dureza psíquica media. No quiero al perro hipersensible ni al especialmente duro. Quiero un perro con buena autonomía e iniciativa pero con la dependencia que me permita el control. No es tan sencillo. Su motivación al juego, que vendrá dada por sus impulsos instintivos de persecución y presa, han de ser lo más altos posible, pues esto es la base del trabajo de rescate; el perro ha de querer jugar y es por ello por lo que busca al sepultado; para buscar, principalmente, su mordedor o pelota. Esto es algo que viene dado exclusivamente de forma genética y debe ser testado y valorado convenientemente. Por tanto, grado de sociabilidad, seguridad en sí mismo, sensibilidad psicofísica, nivel de dominancia-sumisión, relación con otros perros, motivación al juego, impulso de persecución y presa, tenacidad en los impulsos instintivos, vigor de la conducta, capacidad de concentración, impulso al rastro, impulso de seguimiento y grado de dependencia, habrán de ser medidos meticulosamente.
Quizás por todo ello es por lo que el dueño de Track se decidió a clonar a su perro, que fue rescatista en los escombros del World Trade Center tras los atentados del 11 sept 2001. James Symington, policía de Halifax, Canadá, cogió ese día a su perro Track e inició un largo y tedioso viaje hasta allí para echar una mano, engañando previamente a sus superiores (esto parece ser que le supuso la suspensión). Track y su dueño localizaron a la última persona superviviente, que estaba bajo 9 metros de escombros, cuando ya todos creían que nadie permanecía vivo y en un lugar en el que nadie imaginaba que hubiera ningún sepultado. Pero Track insistió en marcar aquella zona. Genelle, una chica de 32 años, fue la víctima a la que Track salvó la vida. Había estado 28 horas sepultada con las piernas aplastadas.Track tenía ya 8 años y estaba, por tanto, recién jubilado. Tras el trabajo, Track se derrumpó debido a la inhalación de gases de productos químicos, humo, quemaduras y agotamiento, tal había sido su esfuerzo. La gesta de aquél perro le valió convertirse en un héroe canino de USA. Mi querida Jane Goodall, como Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas, le entregó el prestigioso premio Extraordinary Service of Humanity Award.La historia de Track, además, es digna de una película y posiblemente un día la veamos. Track nació y se entrenó en la República Checa, ingresando en la poli de Canadá en 1995, con 14 meses. Durante 6 años trabajó en la búsqueda de dinero de contrabando y personas perdidas realizando grandes papeles en la Policía Regional de Halifax e incluso había sido el centro de atención para niños con diversos problemas, que se acercaban a él a tocarle, pues era un perro con un carácter extraordinariamente equilibrado. Hasta que fue retirado en 2001, el año en que sucedió la tragedia.
El laboratorio Bio Arts, de California, dedicado a clonar mascotas, había organizado un concurso en el que iba a ofrecer la clonación de un perro que considerasen especial, y lo ganó Track. Le entregaron a James sus cachorros clonados, que él esperaba tuvieran sus cualidades y poderlos así entrenar para el mismo fin. Independientemente de las cuestiones morales y antinaturales de este tipo de manipulaciones, así ha sido y ahí están los cachorros.La gesta de Track pudo ocurrir porque su dueño se negó a la propuesta de la Policía de Canadá de, en vez de ofrecer una digna y merecida jubilación a sus perros, eutanasiarlos cuando quedaran fuera de servicio (con 8 años). Finalmente, Track murió tranquilo en abril de 2009 con la generosísima edad de 16 años. Ya necesitaba de un artilugio de ruedas para poder caminar con los cuartos traseros debido a una enfermedad neurológica degenerativa. Pero Track era feliz (esa enfermedad no produce dolores) y vivió amado por su dueño hasta el último día.
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