La mayor causa de extinción de especies en el mundo es la
introducción de especies alóctonas, que compiten con las locales y endémicas,
las depredan o las transmiten enfermedades. Son llamadas “invasoras” aunque en
realidad son especies introducidas por el hombre en la mayoría de las
ocasiones. Las especies alóctonas alteran los hábitats, provocan extinciones
locales de las especies endémicas con las que compiten, y llevan a la
homogeneización del ecosistema por pérdida grave de biodiversidad. Desde luego,
esto conlleva impactos económicos. Se han utilizado muy diversos medios y se
han gastado fortunas en controlar o eliminar fauna invasora.
Australia ha sido de siempre un ejemplo en ese drama. El zorro fue introducido en
Australia con fines cinegéticos. También se introdujo el gato, y muchos se
asilvestran. Ambas especies, como alóctonas que son, resultan muy dañinas para la biodiversidad australiana.
De hecho, parecen ser la causa de la desaparición del 10% de los mamíferos del
continente australiano. No es ninguna tontería. Las islas son los medios más sensibles
a la aparición de especies alóctonas puesto que las especies isleñas se adaptan
evolutivamente a un medio en condiciones muy limitadas y concretas y, al
cambiar estas por la aparición de estas nuevas especies, se ven inadaptadas. La
extinción más rápida de una especie la produjo un solo gato en una isla
concreta de Nueva Zelanda. El gato era propiedad del ayudante del farero y en
la isla había evolucionado un ave única, que no volaba. En un solo invierno
exterminó la población mundial de aquella especie. Aquí más cerca, en Canarias,
los gatos supusieron la extinción de la codorniz de La Gomera, y otras especies
de las islas.
En la isla Middle de Warrnambool, Australia, vive una colonia
de pequeños pingüinos azules (Eudyptula minor). Hasta el año 2000 más o menos,
era una isla llena de aves marinas que criaban en nutridas y ruidosas colonias.
Por cambios en la sedimentación y corrientes de marea, los zorros pudieron acceder a la isla desde tierras continentales de Australia. Allí se encontraron un campo libre de alimento fácil. La
población de pingüinos, que había llegado a contar con 1500 individuos, quedó
reducida a menos de una decena debido a la depredación por zorros.
Un granjero criador de pollos de la isla, Swampy Marsh, tenía perros Maremmano Abruzzeses (perros protectores de rebaños de los Abruzzos), como su perra Oddball, para evitar bajas en
sus gallinas por parte de los zorros y poder tener las gallinas al aire libre sin problemas, y sugirió
la posibilidad del uso de estos perros para proteger a los pingüinos de los
zorros durante la estación de cría, cuando los pollos de los pingüinos quedan
en las colonias terrestres esperando la llegada de los padres, siendo entonces
extremadamente vulnerables.
El proyecto se llevó a cabo y el éxito fue rotundo.
Desde que se usan los maremmanos abruzzeses, dos perras, no ha habido más bajas
por zorro y la colonia de pingüinos se ha incrementado notablemente.
En
2006 se cerró el acceso a turistas para poder proteger de alguna forma la
anidación de pingüinos y ahora se puede entrar reservando un viaje “al
encuentro de los Maremma” conociendo el proyecto de primera mano. Cuando estas dos perras se jubilen (pronto),
serán llevadas otras dos y se ha recaudado para ello dinero a través de una
película de éxito que dio a conocer el proyecto, que se ha convertido en famoso.
El éxito ha sido tal que una compañía de zoos de Victoria, en
la costa continental de Australia, que realiza programas de conservación in
situ, están empezando a usar maremmanos para proyectos de reintroducción del
bandicoot barrado oriental (bandicut oriental, Perameles gunnii), un pequeño
marsupial extinto en estado salvaje (debido a predación por zorros y gatos) que está siendo ya reintroducido en un
ambicioso proyecto. Hay una panoplia de maremmas ya trabajando para proteger
los bandicoots contra gatos y zorros.
Aquí un zorro con un bandicoot. El zorro es dañino para estas especies marsupiales de Australia porque es un animal alóctono, introducido. En cambior, el zorro cumple un importante papel en los ecosistemas de su distribución natural.
Por David Nieto Maceín